sábado, 4 de octubre de 2014

Historia de mi parto: Mi preparto

Ya estoy de vuelta! Y es que en cuestión de días mi mundo ha cambiado por completo, no he encontrado tiempo ni para poder sentarme a escribir, y ahora que las rutinas de mi bebé se van estableciendo, al fin puedo empezar de nuevo a escribir y compartir con vosotros mi nueva vida. Una vida que ya no quiero dejar atrás, ahora que mi pequeño está aquí conmigo, mi mundo gira entorno a él.

Y que forma mejor existe para contaros mi experiencia como madre que contándoos como viví mi parto. Muchas mujeres tememos al parto porque es algo desconocido para nosotras, y recibimos millones de comentarios de otras madres que nos cuentan lo horroroso que es, pero no debemos de hacer caso a nada, ya que cada persona lo vive de una manera, y es una experiencia por la que debemos pasar sí o sí, así que lo mejor es centrarnos en nosotras mismas y no temer a lo desconocido.

Mi parto fue una experiencia única e inolvidable, y sí, fue largo y doloroso, incluso con la epidural puesta (ahora lo explicaré), pero fue algo que viví en mis carnes, y que nunca olvidaré porque fue muy emocionante.

Todo empezó un miércoles 6 de agosto por la noche. Esa noche como "buena y caprichosa embarazada" me apetecieron unos espaguetti con tomate y queso para cenar, así que me comí un plato que me supo a gloria, y después de cenar salí a la terraza para ver las estrellas en el cielo  con mi madre.

El caso es que papá maridín, como ya sabéis, acababa de coger un avión en Qatar con destino a España, ya que sus vacaciones empezaban ese mismo día y se suponía que venía con una semana de antelación al parto, porque mi fecha prevista de parto era el 14 de agosto, así que venía con tiempo de sobra para disfrutar juntitos la última semana solos él y yo, antes de que llegara el bebé.

Como yo estaba embarazada y no quería estar sola en mi casa con el embarazo tan avanzado, pues me había ido a pasar con ellos las últimas semanas de embarazo en su casa.


Pues bien, esa noche del 6 de agosto y yo muy tranquilita e ilusionada de saber que mi marido estaba camino a España, me fuí a la cama pensando que al día siguiente  ya lo vería y podría abrazarle.

El caso es que empezó a dolerme la barriga y pensé: "no debería haber cenado espaguetti, me han sentado mal". Los dolores tipo "gastroenteritis" iban y venían, duraban poco y eran muy leves. Pero se me puso la mosca detrás de la oreja al comprobar que venían cada 30 minutos y más cuando llevaba 2 días seguidos expulsando el "tapón mucoso".

Pero finalmente me quedé dormida y además casi dormí del tirón con dolores y todo! A la mañana siguiente (de un jueves 7 de agosto) cuando me desperté comprobé que el dolor de mi "supuesta gastroenteritis" seguía, y además era más intenso. Fuí al baño pensando que lo necesitaba, pero nada! Lo que ya me mosqueó fue cuando me limpié y en el papel salió el resto del tapón mucoso teñido en sangre bastante roja.

Me asusté, sinceramente, y fuí corriendo a contárselo a mi madre (menos mal que estaba con mis padres), así que decidimos llamar a mi hermana (que es mi ginecóloga y obstetra y quien me había llevado todo el embarazo), y ella me puso los pies en el suelo y me hizo ver que lo que yo pensaba que eran dolores intestinales, eran contracciones realmente y que además venían cada 10 minutos.

 Mi hermana en ese momento estaba trabajando en el hospital, así que decidimos ponernos en camino y acudir al hospital para que mi hermana viese de cuántos centímetros estaba dilatada. Recuerdo a mi madre decirle a mi padre: "Chati, estamos de parto". También recuerdo que mi padre estaba sentado frente al ordenador y mientras yo recogía mis cosas para meterlas en una maletita, él me dijo: "Almu ven, que estoy leyendo lo que se debe hacer cuando estás de parto" (para ponerme a leer estaba yo, jeje).

En cosa de 1 hora estábamos en el hospital (el hospital al que yo acudí está fuera de donde vivo, ya que mi hermana trabaja allí y es donde dí a luz), mi hermana me pasó a monitores y allí estube cerca de una hora. Lo curioso de todo es que cuando entré al hospital, mi cuerpo reaccionó y dejé de tener contracciones (mi hermana me explicó que es una reacción del cuerpo ante el temor a lo desconocido, pongámonos en situación: antes las mujeres se ponían de parto y se iban a sitios tranquilos y oscuros a dar a luz, como el bosque, pero si oían aullidos o sonidos de algo peligroso, el cuerpo reaccionaba y dejaba de tener contracciones para evitar dar a luz y que el bebé fuese devorado por los que acechaban).



Después de monitores, una exploración y una ecografía, estaba dilatada de 1 cm y el cuello todavía estaba bastante alto. Así que mi hermana me dijo que todavía quedaba mucho para ponerme realmente de parto. Por lo que me fuí un poco más tranquila, porque lo único que quería era que papá maridín llegase a tiempo para estar conmigo en el paritorio.

Como los dolores de las contracciones eran bastante soportables, y mi hermana salía de trabajar en ese momento, nos fuimos mis padres, ella y yo a comer a un restaurante frente al hospital. Comí  ravioli de carne, emperador y brownie de chocolate (me dí un buen homenaje), y todo esto con mis contracciones, jeje (el camarero estaría alucinando).

Después de comer nos fuimos a casa de mis padres (la casa donde me crié, que está en la misma ciudad que el hospital) y allí intentamos descansar y echar la siesta, yo no pude por los dolores. Cada vez eran más intensos, y mi hermana decidió quedarse conmigo para vigilar como iba avanzando el proceso de dilatación en vez de irse a casa a descansar.

Mi madre y mi hermana se portaron genial conmigo, me llenaron la bañera con agua caliente, me pusieron música relajante y luz tenue, para que me metiese dentro y me relajase y dilatar de forma natural.

Cuando llevaba una hora y media dentro del agua, hacia las 7 de la tarde, oí sonar el timbre de la casa, y supe que por fin papá maridín había llegado para estar conmigo. Recuerdo abrir los ojos después de una dolorosa contracción y verle allí agachado junto a la bañera y cogiéndome de la mano, tan guapo, tan dulce...

El resto de la tarde fué un vaivén de contracciones, en las que la dilatación avanzaba muy despacio y las contracciones seguían viniendo con la misma intensidad y la misma duración.

Por la noche las contracciones comenzaron a ser más dolorosas, así que no pude conciliar el sueño, me levanté y comencé a caminar por la casa para distraerme... Mi hermana y mi madre pasaron la noche en vela, vigilándome y ayudándome, mientras mi marido descansaba del largo viaje en el que no había dormido nada (el pobre llevaba 24 horas sin dormir).

Hacia las 7:30 de la mañana ya estaba dilatada de 3 cm, y decidimos ponernos en camino hacia el hospital. Estaba oficialmente de parto. Continuará...


1 comentario :

  1. Que peparto mas chulo tuviste! Que suerte tener a tu hermana y que tu marido llegará a tiempo. Me has dejado en ascuas , pero he visto que has escrito más así que si puedo volveré cuando UBMF se duerma...

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