martes, 10 de noviembre de 2015

Ser madre: no me gusta mi cuerpo.

Ahora que soy madre me doy cuenta de que es verdad eso  de que muchas mujeres se quejan de sus cuerpos debido a la maternidad. Y a mí me pasa igual, me miro al espejo y no me gusta lo que veo.

Y es que ni mi cuerpo ni mi alma ya son iguales que antes.

Todavía tengo esa barriguita de tres meses de embarazo que tras mucho ejercicio, dieta y abdominales de todos los tipos habidos y por haber ( hipopresivos, hipotéticos, hipopótamos e incluso hipócritas), no se termina de ir.

Ahí está ella con su sonrisa clamando que "de este cuerpo no me moverán".



Los pechos han perdido su turgencia, antes eran los más bonitos del mundo y además yo estaba orgullosa de mi pecho. 


Tras la lactancia y después de tantos cambios de volumen, la piel de mi pecho presenta algunas estrías y los noto " vacíos" y caídos, y además mucho más grandes.

Y aunque ya no doy pecho, sigo utilizando frecuentemente sujetadores de lactancia, porque son los que mejor me sujetan (o aplastan, no sé cual de las dos opciones es mejor para definirlo), y porque son los únicos que me vienen.

Sí, me he comprado sujetadores nuevos, pero como que los aros metálicos me siguen molestando. Mi pecho ya no es igual que antes, está más sensible.

Sigo con mis kilos de más, entiendo que no quieren abandonarme, llega el invierno y no quieren que pase frío.

Pero cuando intentas comer bien y haces ejercicio todos los días, pues molesta.

Prefiero ponerme un abrigo de esos de michelines que llevar los michelines pegados a los riñones.

Los dolores de espalda y lumbago regulares me hacen sentirme débil. Pero con un bebé de 10,5 kg pidiéndote que lo cojas, es más que normal que de vez en cuando me rompa por la mitad.

Las varices que aparecieron durante del embarazo no han desaparecido del todo, y aún me recuerdan, cada mes cuando llega mi amiga la de rojo o cuando aprieta el calor, que están allí para hacerme sufrir intensos dolores.

Las ojeras bajo mis ojos son ya una parte de la expresión de mi mirada.

Y es que hasta hace un mes aproximadamente, yo no he dormido del tirón, porque mi Cangurín prefería despertarse 4 o 5 veces por noche, o decidía que a las 4 de la mañana había dormido suficiente.


Mi pelo no ha parado de caer y crecer desde que dí a luz. Así que imaginaos, pasar la mano o el cepillo, y llevarse una matita de pelo. Pero me crece nuevo (menos mal, lo que me faltaba si me quedase calva), aunque tengo esos pelillos cortos y rebeldes que coronan mi frente y no se dejan fijar, y que con la humedad deciden rizarse.

Además mi pelo desde que dí a luz está mucho más seco e indomable.

Mi cuerpo ya no es el mismo, mi cuerpo ha cambiado. Cuando me miro al espejo, veo las cicatrices físicas que la maternidad me ha dejado, y no me gustan.

Prefiero no mirarme al espejo, y prefiero ocultar mis defectos bajo ropa ancha y maquillaje.


Pero cuando me vuelvo a mirar al espejo también veo el cuerpo de una chica de 30 años, que es una madre real y que ha sacrificado su cuerpo por traer vida al mundo, por criar y alimentar a quien más ama en su vida. Y eso hace que me sienta orgullosa de mis "cicatrices". Ellas son las que dicen de mí lo que soy realmente, una madre que ama a su hijo por encima de cualquier cosa y de cualquiera. Una madre  que tiene una enorme e indescriptible suerte de haber sido madre.

Una madre orgullosa de lo que es.




4 comentarios :

  1. Si te sirve de consuelo yo estoy igual, y eso que el pequeño acaba de cumplir los dos añitos, imagino que estar cerca de los 40 y en dos años tener dos pequeños tiene sus consecuencias. A mi la maternidad me ha cambiado en muchos aspectos, pero tengo claro que ha sido para bien. Que me sobran 3 quilillos, que mi barriguilla sobra, que mis pechos no son los que eran, pues como bien dices, ha valido la pena, tengo lo mejor que la vida me podía haber dado. Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que la mayoría de mamis nos sentimos así, es algo natural, nuestros cuerpos se resienten y cambian.Ya no volvemos a ser como éramos antes, ni física ni mentalmente. Para mí ha merecido la pena. Me siento orgullosa de ser mamá y ser como soy. Un beso y gracias por pasar!

      Eliminar
  2. El maquillaje y la ropa ancha pueden ocultar esos cambios físicos que todas sufrimos tras la maternidad. Lo importante es no perder el norte con ello y ser feliz con lo que una tiene, una gran familia con la que disfrutar cada momento que nos regala la vida...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que bonitas palabras, me encanta tu punto de vista. Si somos felices con nuestros seres queridos, y tenemos amor y salud, no necesitamos más.

      Un abrazo y gracias por pasar Hermana Canguro! (Me ha dado mucha curiosidad tu nombre....)

      Eliminar

No te cortes y comenta!

 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...